Rotundo rechazo a cultivos transgénicos

Red Ciudadana Frente a los Transgénicos rechaza la introducción de cultivos y alimentos transgénicos como una solución a la crisis alimentaria que enfrenta el país.

Preocupantes han sido las declaraciones de algunos funcionarios públicos quienes sin explicar las causas de la grave crisis alimentaria que afecta a las y los salvadoreños e ignorando el rol nefasto que han resultado para la agricultura nacional las políticas económicas neoliberales implementadas desde hace dos décadas, ahora recitan al unísono una medicina que es peor que la enfermedad: la siembra de cultivos transgénicos.

 Los transgénicos u organismos modificados genéticamente (OMG) se obtienen mediante la ingeniería genética, que permite crear plantas, animales y microorganismos manipulando sus genes. Esta tecnología no es una simple prolongación de la mejora vegetal llevada a cabo por la agricultura tradicional: al permitir franquear las barreras entre especies, crea seres vivos que no podrían obtenerse en la naturaleza o con las técnicas tradicionales de mejora genética.

A pesar de la masiva propaganda sobre multitud de funcionalidades, las variedades comerciales de transgénicos en cultivos incorporan tan sólo dos características: la resistencia a insectos plaga y/o la tolerancia a un herbicida determinado.

Se ha comprobado que las semillas modificadas genéticamente no reportan los beneficios prometidos por la industria biotecnológica.

A continuación mencionamos algunos de los daños que generan:

  • En promedio, no reducen el empleo de productos químicos en el campo, sino que lo aumentan.
  • En algunos casos, obliga a los agricultores convencionales a recurrir a plaguicidas cada vez más agresivos y costosos.
  • Sus rendimientos son menores, o en el mejor de los casos equivalentes a los de las variedades no transgénicas; por lo que los argumentos de eficiencia en el uso de recursos como suelo, agua o combustibles carecen de fundamento.
  • Sus impactos sobre el medio ambiente están cada vez más documentados: contaminación de especies silvestres emparentadas, reducción de la biodiversidad, contaminación química del suelo y de los acuíferos.
  • No han aportado mejoras en la calidad de los alimentos.
  • No contribuyen a aliviar la pobreza ni el hambre en el mundo. Al contrario, las aplicaciones comerciales de la biotecnología en la agricultura están aumentando la brecha que separa a pobres y ricos.
  • Se ha demostrado claramente que no es posible la coexistencia entre cultivos transgénicos y ecológicos o convencionales. La contaminación de las semillas reviste especial gravedad por su carácter irreversible, impidiendo una posible marcha atrás.
  • En la actualidad, dichos cultivos benefician exclusivamente a las pocas multinacionales que los desarrollan y comercializan y que los están intentando imponer agresivamente en todo el mundo.
  • Los grandes intereses económicos en juego dan lugar a todo tipo de presiones políticas por parte de las empresas agrobiotecnológicas y de algunos gobiernos, despreciando totalmente consideraciones ambientales y sociales.
  • La utilización de la ingeniería genética en la agricultura no hace más que exacerbar los efectos perniciosos de una producción industrializada e insostenible, que no favorece a los pequeños agricultores, ni respeta el medio ambiente ni reparte equitativamente las riquezas.
  • Está en juego nada menos que el control de la agricultura y la alimentación en unas pocas manos, lo que puede conducir a una situación muy peligrosa para la independencia y supervivencia de pueblos, países y del conjunto de la Humanidad.

Debido a lo anterior, la Red Ciudadana Frente a los Transgénicos considera que el cultivo de transgénicos no es la solución al problema económico y la crisis alimentaria, ya que los únicos beneficiados son los mismos de siempre: las compañías transnacionales, sus socios comerciales y algunos políticos que aprueban leyes a cambio de las prebendas que reciben de estas empresas.